"Sé perfectamente dónde debo estar y sé perfectamente quién soy. La pregunta es, ¿lo sabes tú? A menudo me pregunto si confiar en ti es algo tan fácil como parpadear, como levantar la mano y saludar a un amigo que cruza la calle. ¿No eras tú, el que con sólo una mirada sabía perfectamente que mi corazón iba a partirse? ¿No eras tú el que con sólo un suspiro sentías mis piernas temblar y me sonreías a lo lejos? ¿Entonces, por qué estás tan lejos, por qué te has ido? No me parece justo, el que me hayas dejado atrás, como si sólo fuese un recuerdo más, como si no hubiese ocupado un sitio en ése órgano al que tú llamarías corazón, como si no hubiese sido parte de tu mente. No me parece justo el que no haya explicación, el que haya un cristal que no me permite seguirte, que no me permite buscarte, que me impide encontrarte. Y a cada segundo mi mirada se pierde en la distancia, y las lágrimas resbalan por mis mejillas, rápidas, silenciosas y tristes. No siento miedo porque he perdido todo lo que me quedaba, no siento amor porque sólo podía amar a una persona. No siento nada que no sea confusión. ¿Por qué, por qué, por qué? La cabeza me da vueltas, y el corazón apenas late. Por las noches, mis ojos se mantienen abiertos en la oscuridad, acechando, pareciendo que quieren poder verte aparecer para calmar esa confusión que no me deja pensar, esa maldita impaciencia que, pese a haberte dicho ya que no me importa, me persigue."
" Lamentos en papel con tinta; La triste vida de Charlotte Dwight. " - ALICIA GINÉS.
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